16 feb 2013

¿Un simple cambio de alfil, o una oportunidad para la aporreada democracia mexicana?


·         “No anticiparé mi salida ni buscaré la reelección” afirma el titular del IFE
·         “Celebro que no se presente a la reelección, para que se evite la pena”: coordinador de diputados del PRD


por: Cristian Ángeles

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) recibió ya una carta de parte del presidente del Consejo General del IFE,  Leonardo Valdés Zurita, como respuesta a las anteriores declaraciones del coordinador de la bancada del PRD en San Lázaro, Silvano Aureoles, quien el pasado 8 de febrero pidió y exigió a Valdés que “tenga dignidad y se retire del cargo”, refiriéndose al reciente desempeño del IFE en las pasadas elecciones y a sus decisiones tomadas. La misiva, en palabras de Aureoles, “No es una carta de amor, pero sí es una buena noticia para el país”, en ella, el titular del IFE asegura que no cesará su cargo antes de lo establecido por la ley y que no se presentará a la posible reelección del cargo que ocupa ya que, dice, “los dichos de Aureoles y Zambrano carecen de fundamentos y vulneran la imagen del IFE”  y argumenta que no someterá su reelección a personas carentes de objetividad (refiriéndose a los perredistas).

Alejándose de estas declaraciones meramente mediáticas, hay que valorar ahora en qué posición queda el IFE y sus repercusiones, si es que las hay, en el terreno de la democracia nacional. Cuando Jesús Zambrano y Silvano Aureoles exigieron el inmediato cese del mandato de Valdés Zurita lo hicieron, evidentemente, por el polémico y hasta deficiente desempeño del IFE en las pasadas elecciones y los eventos consecuentes: desde la supuesta “ocultación” y cambio de votos en las casillas, el mal conteo de boletas  y “el hacerse de la vista gorda” ante inequidad de competencia partidista, hasta los fallos y resoluciones de los casos subsecuentes a la elección presidencial, como el denominado MonexGate y los polémicos topes de campaña de los partidos contendientes.

Muchos (y me incluyo) se sorprendieron cuando a finales de enero de este año, el IFE declaró que en el caso Monex, en el que estaba (o está) inmerso el PRI y el ahora presidente Enrique Peña Nieto, no se encontró motivo de sanción al partido y tampoco de inconstitucionalidad a pesar de que se comprobó triangulación de recursos de “dudosa procedencia” y sin justificación de gastos. Esos muchos (me vuelvo a incluir) también se sorprendieron cuando días después se diera a conocer que quien realmente rebasó los topes de gastos de campaña fue el ex candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador con un gasto total de 336MDP, y que el de EPN había sido sólo de 215MDP. Así es… no es un cuento ni un chiste de mal gusto, es la realidad mexicana; ese que descaradamente compró y manipuló votos, ese que innegablemente pactó con Televisa para persuadir la decisión y opinión del pueblo (como lo demostró el diario británico The Guardian), ese que no sabe qué decir de los más de 66MDP del caso Monex, ese señores… ese es ahora nuestro presidente.

Y el IFE… bien, gracias. Pero es evidente que no se puede afirmar que una persona sea la responsable directa de todas esas cuestiones, sin embargo, de quien se habla es el presidente del Consejo General del IFE, el mandamás por así decirlo. Entonces, ¿hasta qué punto podríamos decir que el cambio de presidente del órgano electoral mexicano asegurará un giro democrático benéfico para la democracia? Lamentablemente no lo podemos asegurar, pero tampoco negar, aunque –si me preguntan— no lo creo. Lamentablemente, con el paso de los años, nuestras instituciones públicas han demostrado ser un pequeño pero sustancioso círculo vicioso de piezas de ajedrez, donde cada pieza puede ser eliminada y fácilmente reemplazada para efectos prácticos de los intereses que beneficien a esferas de poder específicas.

No soy quién para firmar que el ahora titular del IFE, Leonardo Valdés sea una especie de “alfil” en el tablero que es prescindible para el “rey” en turno y su victoria, espero que por el bien de la nación me encuentre equivocado… pero mientras son peras o manzanas lo dejo a su consideración estimados lectores.

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